Mientras tanto en la prensa: El estigma que no cesa

Reproducimos a continuación el arranque del texto de nuestro compañero Pepe Leal, publicado a principios de año.

 

Hace unos años pedí a un taxista que me llevara de un hospital psiquiátrico en Sant Boi hasta el aeropuerto de Barcelona. Muy prontamente el conductor mostró interés en saber cuál era la razón de mi estancia en dicho centro. Le conté que había participado como conferenciante en un congreso sobre la atención a personas con problemas de salud mental. Él tiene una hija enfermera, me dijo, que ha trabajado durante un tiempo en la unidad de psiquiatría en un hospital comarcal de otra zona y acaba de cambiar de trabajo porque, me dice, aquel era peligroso y agotador. Las personas con trastornos mentales, añade, tienen peligro, pueden agredir como le pasó a su hija que una vez sufrió un arañazo. Con cierta frecuencia, continúa, hay que atarlos y con cierta sorna añade, bueno, ustedes lo llaman contención mecánica.

No recuerdo si tuve tiempo de demostrarle que su primera afirmación, la peligrosidad, era un mito infundado que estigmatizaba a las personas.

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