El Senado aprueba una moción de Coalición Canaria para que se cree la especialidad de Psiquiatría del Niño y el Adolescente

– La iniciativa defendida por Quintero fue aprobada por unanimidad por la Comisión de Sanidad
– Entre un 10 y un 20% de los niños y adolescentes sufre trastornos psiquiátricos

La Comisión de Sanidad del Senado ha aprobado hoy por unanimidad una moción defendida por el senador de Coalición Canaria-Agrupación Herreña Independiente (CC-AHI), Narvay Quintero, en la que se insta al Gobierno del Estado a que impulse la creación de la especialidad de Psiquiatría del Niño y el Adolescente.

La iniciativa presentada por Quintero fue firmada por todos los grupos parlamentarios tras la presentación de una enmienda del Partido Popular por la que se ha eliminado la petición de creación de la especialidad de «Psicología Clínica de Infancia y Adolescencia» tal como aparecía en la formulación original de la moción presentada por el senador canario.

La creación de la especialidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente es una antigua reivindicación de las sociedades profesionales y de las asociaciones de familias de niños con enfermedad mental.

Quintero expuso que “la atención de los trastornos mentales de los niños y adolescentes es, sin duda, el gran desafío sanitario del siglo XXI. Así lo señala un informe de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, que asegura que entre un 10 y un 20% de los niños y adolescentes sufre trastornos psiquiátricos y sólo una quinta parte son correctamente diagnosticados”.

El senador precisó que “España es uno de los tres países comunitarios que aún no tiene oficialmente la especialidad y ello supone un grave problema para los profesionales de la Salud Mental del Niño y del Adolescente y, sobre todo, para la atención específica a esta población ya que no existe un plan formativo oficial y, por otra parte, no se dedican los recursos suficientes desde la Sanidad Pública para atender a estos enfermos”.

“Nos enfrentamos”, agregó Quintero, “a un asunto muy doloroso para los niños y adolescentes que no son tratados por los profesionales adecuados y para los familiares, que sufren las consecuencias de uno de los déficits más injustificados de nuestro sistema sanitario. Un déficit que causa dolor a los afectados y obliga a nuestros profesionales a emigrar a otros países para acceder a la formación que no se oferta en España”.

Quintero añadió que “los trastornos mentales tienen enormes repercusiones en el desarrollo emocional e intelectual de los niños, en el aprendizaje escolar, la adaptación social y el descubrimiento de la vida. Minan la imagen personal y la autoestima de los jóvenes, la estabilidad y economía de las familias y se convierten en una carga para todos”.

España incumple, de esta manera, las recomendaciones de todos los organismos europeos, siendo un caso anacrónico que no se corresponde con el nivel económico ni con la calidad del sistema público de salud.