«Ha muerto Enrique Rivas, pero ha muerto viejo y sin años»

foto Enrique Rivas

Queridos socios de la AEN y simpatizantes del psicoanálisis:
Lamentamos comunicarles que ha fallecido nuestro querido compañero y amigo Enrique Rivas Padilla, presidente de la sección de psicoanálisis de la AEN.
Enrique fue psiquiatra, psicoanalista, miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis desde sus orígenes en Madrid, escritor, ensayista y poeta.
Uno de sus empeños fundamentales fue la inserción del psicoanálisis en la institución pública de salud mental, que desarrolló a lo largo de toda su carrera profesional desde los tiempos de la desinstitucionalización y la reforma psiquiátrica, y a lo largo de sus sucesivas responsabilidades como coordinador (en el centro de salud mental de Ciudad Lineal, y en el centro de salud mental de Hortaleza). Esta intersección entre el psicoanálisis y la psiquiatría constituyó para Enrique un debate y un tema de investigación que trasladó a las distintas jornadas de la Sección que se celebran bianualmente en el Colegio de Médicos de Madrid, y en los congresos y foros en que participó y en el Grupo de Investigación de Psicoanálisis aplicado de la Escuela, y también se tradujo ya en el 2000 en la publicación del libro “Psiquiatría◊Psicoanálisis. La clínica de la sospecha”.
Su otra gran dedicación clínica e investigadora fue la psicosis, a la que dedicó sus dos últimos libros: “Pensar la Psicosis. El trato con la disidencia psicótica o el diálogo con el psicótico disidente” en el 2005, y “Pensar la psicosis II. La anomalía generalizada del sujeto contemporáneo”, que firma con su hija Eva, y que tuvimos la oportunidad de presentar hace unas semanas. Los dos constituyen uno de los estudios sobre la psicosis más importantes habidos en nuestro país desde la orientación de Freud y Lacan.
En este momento de profundo dolor le hacemos llegar a sus familiares (y particularmente a su hija Eva, nuestra querida compañera en la sección y el psicoanálisis) nuestro más sentido pésame, y un abrazo de la comunidad psicoanalítica de Madrid.
En su homenaje, leemos el poema que él mismo escribió con 20 años:

Yo caminante.

Si alguna vez me canso de vivir,
como de andar, también se cansa el hombre,
seguiré trabajando hasta morir
en esta profesión que da mi nombre:

Caminante. Mi sueldo la tristeza,
no tengo horas fijas de trabajo.
Mi jornada es el tiempo, mi enemigo la pobreza,
mi amigo todo el que venga también camino abajo.

Cada paso que doy es un verso
que guardo con amor, íntimamente.
Y sé que cuando miro en el reverso
apolillado y sucio de mi mente,
me descubre la rima del poema.
El que habla de muerte y de cansancio
de caminos gigantes. Al fin quema,
el sabor de mi sangre amargo y rancio.

Por lo demás: un fin.

Yo sé que escribirán en una losa:
“Ha muerto Enrique Rivas, pero ha muerto
viejo y sin años. Búsquese en la fosa
la flora de bondad en este corazón desierto”.