In memorian José Guimón Ugartechea (Bilbao, 1946 – Bilbao, 2016)
El 5 de diciembre conocimos el fallecimiento sorpresivo de José Guimón Ugartechea, un grande de la psiquiatría vasca e internacional en no pocos aspectos. Barcelona, Bilbao, Nueva York, Madrid, Ginebra… conocieron de su sabiduría profesional durante tiempos prolongados, y otras muchas ciudades conocieron su firme paso en estancias menores.
Poseedor de uno de los curricula más llamativos del panorama psiquiátrico, con amplia formación neuropsicológica y psicoanalítica. Licenciado en Medicina en la Universidad de Barcelona (1966), ejerciendo seguidamente en el Centro Psiquiátrico de Martorell y en el servicio de neurosiquiatría del hospital de San Pablo (1966 a 1969). Doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría y en Neurología (1970) tras estancias en Ginebra y en el New York University Medical Center donde acudió con su enorme impulso formativo. Catedrático de Psiquiatría de la UPV/EHU desde 1980. Con un enorme curriculum pleno de responsabilidades y reconocimientos durante medio siglo: director del Dpto. de Psiquiatría y Psicología (1975-1989), de la sección de Psiquiatría del Dpto. de Neurociencias (1989-1993) y coordinador del Área de Psiquiatría del Dpto. de Neurociencias (2003-2014). Professeur Honoraire de la Universidad de Ginebra y responsable del Dpto. Universitario de Psiquiatría dirigiendo los servicios psiquiátricos del Cantón de Ginebra (1993-2003). Profesor Clínico adjunto en la Universidad de Nueva York desde 1977 hasta 2007. Desarrolló su actividad clínico-asistencial como Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Basurto en Bilbao (1973-1993), jefe del servicio de mujeres del Hospital Psiquiátrico de Zamudio (1980-82) y después en Ginebra.
Experto de la Organización Mundial de la Salud desde 1995 donde formó parte de la Task Force de la OMS para la evaluación de los sistemas asistenciales psiquiátricos en Europa, Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Psiquiatría (1985-89), miembro de la Comisión Española para la Reforma Psiquiátrica (1983-88), así como para el Plan de Reforma de Psiquiatría de Euskadi (1979-83). Labor asistencial, investigadora y docente que le llevaron a centenares de publicaciones científicas y literarias, entre ellos 50 libros. Con un nivel de participación asociativa inmenso, siendo miembro titular de una treintena de asociaciones científicas: La Real Academia de Medicina de España, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, la Asociación Psicoanalítica Internacional, Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, la SEP, Jakiunde, Osabide, la AEN/Profesionales de Salud Mental… Desde esta última propondremos que sea nombrado Socio de Honor a título póstumo así como instituir un Premio con su nombre en este ámbito de la Salud Mental. Patrono fundador de la Fundación Vasca para la Investigación en Salud Mental/OMIE, donde se impulsan títulos Master en Salud Mental y Técnicas Psicoterapéuticas y los cursos de Experto en Trabajo Grupal y Master en Psicoterapia Analítica Grupal. Fundador del Instituto de Psicoterapia de Bilbao, y fundó también AMSA, en la actualidad una amplia red privada de orientación comunitaria donde coexisten unidades de programas específicos, hospitales de día, unidad de hospitalización y consultas ambulatorias de psiquiatría o psicología.
Renovador e innovador permanente, actitud que le llevó a impulsar la creación del Consorcio de Salud Mental de Uribe Kosta, el rudimentario origen del Servicio de Psiquiatría del hospital de Basurto, y poco después, quizá, el primer hospital de día psiquiátrico de la época. Llegó a introducir el psicoanálisis en los programas de formación médica en el ámbito universitario, o la psicoterapia como pieza importante de la atención integral al paciente psiquiátrico, introdujo la formación en psicoterapia grupal, y llegó a expresar “en los decenios que vienen nuestra actividad se definirá mejor como ‘asistencia en salud mental’ que como psiquiatría (…) Las actividades de la salud mental no se limitan ya a los enfermos, sino que incluyen a la población sana a la que se intentará aumentar su nivel de bienestar psicosocial y detectar cualquier signo de anomalía que pueda alertar sobre la proximidad de una enfermedad. Los profesionales se verán involucrados cada vez con mayor frecuencia en cuestiones como el empleo, la educación, el alojamiento y los problemas legales de sus pacientes y de las poblaciones en general. Esto está requiriendo ya, y lo hará más claramente mañana, la participación de muy diversos profesionales además de los psiquiatras”. Algo que podría entenderse como crítico a otros discursos hegemónicos. No, no era una posición antagónica, respondía a su reflexión sobre la visión psicosocial y el funcionamiento multiprofesional, no en vano fue un referente en los orígenes e implantación del modelo de «psiquiatría comunitaria» en Euskadi. Galardonado con el Premio Nacional de la Asociación Española de Neuropsiquiatría; Premio Alfredo Alonso Allende de Neuropsiquiatría; Primer Premio Ajuriaguerra, y otros muchos reconocimientos. Hemos tenido al lado a gran gestor, gran científico y gran clínico, cualidades que raramente se encuentran reunidas en la misma persona.
Desde aquellos los años 70s, cuando cantaba Brassens y Moustaki, o la balada emotiva Ne me quitte pas, de Jacques Brel; leía y admiraba a Pío Baroja, García Lorca, Oscar Wilde, Arthur Rimbaud, autores con quienes continuó muchos años. Se introdujo en los místicos españoles por influjo de Julián Ajuriaguerra; y le gustaba la pintura, decía a menudo sentirse un artista fallido y por ello acrecentó su interés por las artes plásticas, quizá de ahí su impulso a las terapias corporales y artísticas con espíritu inquieto, de una enorme curiosidad intelectual desbordaba no pocas áreas de conocimiento. Hasta la actualidad ha transcurrido mucho en este amplio campo de la Salud mental donde supo buscar respuestas y sentido a las limitaciones gracias a su amplio saber.
Llevaba una década con una productividad literaria impresionante. Uno, dos, hasta tres libros cada año. Ha quedado en el aire esa biografía sobre su padre que ultimaba las semanas finales, un canto a la familia Guimón. Y ha quedado postpuesta su biografía que comentábamos realizar “con calma, en dos o tres años” y vinculada al desarrollo de la Psiquiatría y los recursos de atención a la Salud mental en Bizkaia, y más allá. Le había ilusionado y ya no será igual, pero llegará, será obligado para tener presentes su obra y su enorme vitalidad.
José Guimón, un vasco internacional, brillante, culto, divertido, peleón, generoso, afectivo, entrañable, inseguro en su seguridad como los grandes. Vivió y ganó mucho y a muchos. Ganó Jefaturas, cátedras, publicaciones, premios, dispositivos varios para la atención de calidad frente a la enfermedad mental; ganó la capacidad de elegir, sus lugares, sus vínculos, sus seres queridos y sus amistades. Ganó en iniciativas, conocimiento y empatía. A pesar de su pudor, timidez y autoridad no siempre bien entendida cuando se atrevió a decir aquello que otros callaron. Supo ir ganando mientras compartía con su buena gente. Perdió tras la zancadilla final donde se quedó junto a los suyos. Había perdido hermanos, hermanas, amigos muy queridos… y todo eso duele mucho. Aunque, como decía, le compensaba la satisfacción de quien tenía en casa, de hablar con frecuencia con sus hijos y las muchas amistades de acá, allá y allende los mares. Deja una profunda huella que perdurará en la psiquiatría vasca y en la española.
Iñaki Markez